La Gibson Noel Gallagher Les Paul Standard representa un puente entre la nostalgia de los noventa y la energía de una gira que ha devuelto a los escenarios a una de las figuras más influyentes del britpop. Creada específicamente para el tour Live ’25, esta edición limitada no se limita a ser una reedición estética, sino una reconstrucción minuciosa de las sensaciones, matices y carácter de la guitarra que acompañó a Noel Gallagher en los años en que las melodías melancólicas y las guitarras con alma se adueñaron de la escena musical.

Una Les Paul que Respira Autenticidad: El cuerpo de la Gibson Noel Gallagher Les Paul Standard parte de una base de Caoba maciza sin alivio de peso, un detalle que contribuye tanto a su resonancia natural como a su consistencia tonal. A diferencia de las versiones más modernas que buscan ligereza, este modelo conserva la densidad y el cuerpo propios de las Les Paul clásicas, logrando un sustain denso y prolongado. La tapa de Arce con binding añade un matiz visual elegante y un punto de brillo armónico que completa su identidad sonora. El mástil, también de Caoba, se ajusta al perfil SlimTaper que Noel Gallagher ha preferido durante gran parte de su carrera. Es un contorno cómodo, ágil y rápido, pero sin perder el grosor suficiente para llenar la mano. El diapasón de Palo Rosa con ribete perimetral alberga 22 trastes medium jumbo, ofreciendo una respuesta precisa tanto para acordes amplios como para frases melódicas. Los incrustaciones trapezoidales de acrílico completan la estética tradicional sin distraer de lo esencial: la sensación de tocar una guitarra construida con propósito.

Componentes Clásicos, Ajustes Contemporáneos: El puente ABR-1 Tune-O-Matic y el cordal de aluminio Stop Bar se encargan de transferir la vibración de las cuerdas con exactitud y equilibrio. Este conjunto, conocido por su estabilidad, proporciona una entonación firme y un sustain lineal que hace justicia al repertorio de Gallagher, donde los acordes abiertos y las progresiones con delay necesitan mantenerse claros incluso en la mezcla más densa. Los clavijeros Grover Rotomatic con botones kidney aportan una afinación precisa y un giro suave, manteniendo el estilo vintage que se asocia con las Les Paul de los sesenta. El acabado cromado del hardware, junto con el pickguard negro de cinco capas —idéntico al que solía verse en las Les Paul Custom—, le otorgan un aire sobrio y reconocible, una declaración estética que coincide con la discreción y elegancia del músico de Manchester.

Electrónica con Carácter Propio: La parte más llamativa de esta Les Paul reside en su configuración de pastillas. En lugar del clásico set de humbuckers, Gibson opta por dos P-90 Soapbar cromadas, una elección nada casual. Estas pastillas ofrecen una mezcla única de medios pronunciados y respuesta abierta, ideal para el tipo de compresión natural que define muchas de las grabaciones de Oasis y High Flying Birds. El resultado es un sonido que puede ser suave y melódico en pasajes limpios, pero con una agresividad controlada cuando se empuja el amplificador al límite. El circuito está cableado a mano y mantiene la disposición tradicional de dos volúmenes y dos tonos independientes, junto con un selector de tres posiciones. Este detalle artesanal garantiza una respuesta dinámica más orgánica y reduce la pérdida de frecuencias altas, una diferencia perceptible cuando se trabaja con efectos o se ajusta la ganancia desde la guitarra. Los potenciómetros con acabado negro tipo Top Hat y reflectores plateados completan la estética, evocando los modelos que Gallagher usaba durante la segunda mitad de los noventa.

Un homenaje Tangible al Live ’25: El contexto en que nace la Noel Gallagher Les Paul Standard no puede entenderse sin el Live ’25 Tour. La reunión que trajo de vuelta al escenario a uno de los iconos del rock británico se convirtió en un acontecimiento global, y Gibson encontró la oportunidad perfecta para ofrecer una guitarra que sirviera tanto como homenaje como herramienta real de interpretación. Cada elemento del modelo refleja la conexión directa entre el músico y la marca, una colaboración que recupera la esencia de los primeros discos pero adaptada a los estándares de fabricación actuales. El sonido de las P-90 se sitúa justo en el punto medio entre el vintage y lo contemporáneo, con una respuesta clara que permite que la guitarra dialogue con pedales de delay, compresores y reverbs sin saturarse. Su comportamiento con amplificadores valvulares es especialmente notorio: mantiene el ataque y la definición en rangos medios, proporcionando ese timbre reconocible que acompañó a himnos como Don’t Look Back in Anger o Slide Away. No se trata de una recreación exacta del pasado, sino de una reinterpretación hecha para músicos actuales que buscan un tono con identidad.